El origen de la palabra bancarrota proviene, como el de muchas otras, del latín. Pero no de una sola palabra, sino de dos, "bancus", que significa banco o mesa, y "ruptus", que significa roto.
¿Pero, de donde surge esta frase?
Su origen es bastante literal. En el siglo XV en Italia, comenzó a haber un boom de prestamistas y cambistas.
Pero aunque este es su origen etimológico, su origen histórico viene de los primeros banqueros italianos del Medievo.
Estas nuevas profesiones no son como las conocemos ahora, no contaban con flamantes oficinas, mas bien se colocaban en plazas concurridas donde colocaban una mesa y un banco.
A falta de la regulación y conocimiento profundo de la mayoría de la gente, algunos de estos banqueros se aprovechaban de la gente o bien, perdían suficiente dinero como para no poder continuar en el mercado.
Y así trabajaban, el problema era cuando el negocio no funcionaba por que perdía todos sus clientes o porque no era capaz de pagar las deudas con ellos, con lo que tenía que cerrar. Sin negocio, el banco se rompía literalmente, de forma que las personas que pasaran por delante del banco roto, sabían que aquel no era un buen lugar para hacer negocios.
Cuando esto pasaba las autoridades obligaban a los banqueros a romper sus instrumentos de trabajo enfrente de todas las personas. Es por esto que se veían forzados a mostrar su banca rota.
¿Sabes cuáles han sido algunas de las quiebras de empresas más grandes en la historia?
Por supuesto, muchas de ellas han ocurrido en EEUU.
No se puede hablar de bancarrota sin mencionar a Lehman Brothers, entidad financiera fundada en 1850 y a la que se dejó caer en 2008 en pleno estallido de la crisis de las hipotecas “basura”; muchos son los que a día de hoy siguen considerando que la historia de la crisis financiera hubiera sido otra si el gobierno hubiera rescatado a Lehman.
Sonado fue también el caso de Enron, una de las 30 compañías de mayor capitalización de EEUU allá por el año 2000, con presencia en 40 países y 21.000 empleados justo antes de su quiebra. Se descubrió que la compañía maquillaba sus cuentas y que sus ingresos no eran tales, y el escándalo fue mayúsculo.
Similar es la historia de WorldCom, una importantísima empresa de telecomunicaciones, que se declaró en bancarrota en 2002, tras descubrirse otro gran fraude contable, con declaración de millonarios ingresos que nunca existieron. En su caída arrastró a la auditora Arthur Andersen, que daba su visto bueno a las cuentas de la empresa, con acusación de fraude para sus principales ejecutivos.
Ahora romper un banco es imposible, pero ver como quiebra una entidad o individuo esta a la orden del día.
¿Pero, de donde surge esta frase?
Su origen es bastante literal. En el siglo XV en Italia, comenzó a haber un boom de prestamistas y cambistas.
Estas nuevas profesiones no son como las conocemos ahora, no contaban con flamantes oficinas, mas bien se colocaban en plazas concurridas donde colocaban una mesa y un banco.
Cuando esto pasaba las autoridades obligaban a los banqueros a romper sus instrumentos de trabajo enfrente de todas las personas. Es por esto que se veían forzados a mostrar su banca rota.
El origen de esta palabra es muy literal, sin embargo hoy en día se sigue usando sin la necesidad de hacer una demostración pública como en el siglo XV.
Por supuesto, muchas de ellas han ocurrido en EEUU.
No se puede hablar de bancarrota sin mencionar a Lehman Brothers, entidad financiera fundada en 1850 y a la que se dejó caer en 2008 en pleno estallido de la crisis de las hipotecas “basura”; muchos son los que a día de hoy siguen considerando que la historia de la crisis financiera hubiera sido otra si el gobierno hubiera rescatado a Lehman.
Sonado fue también el caso de Enron, una de las 30 compañías de mayor capitalización de EEUU allá por el año 2000, con presencia en 40 países y 21.000 empleados justo antes de su quiebra. Se descubrió que la compañía maquillaba sus cuentas y que sus ingresos no eran tales, y el escándalo fue mayúsculo.
Similar es la historia de WorldCom, una importantísima empresa de telecomunicaciones, que se declaró en bancarrota en 2002, tras descubrirse otro gran fraude contable, con declaración de millonarios ingresos que nunca existieron. En su caída arrastró a la auditora Arthur Andersen, que daba su visto bueno a las cuentas de la empresa, con acusación de fraude para sus principales ejecutivos.
Ahora romper un banco es imposible, pero ver como quiebra una entidad o individuo esta a la orden del día.
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