10 claves para ser un buen líder | Portal Emprendedor

Los líderes empresariales son capaces de marcar diferencias competitivas y arrastrar a su gente en la consecución de objetivos. ¿Qué es lo que hace distinto a un Bill Gates, Richard Branson, Amancio Ortega...?

Amancio Ortega, Magda Salarich, Richard Branson, Bill Gates, Michel Dell… "Son personas ejemplares, exigentes con quienes tienen a su alrededor, pero también consigo mismas; curiosas, constantes, humildes, capaces de entusiasmar a los demás".
Como tales, su impacto en la empresa suele ir mucho más allá de lo inicialmente previsto en las funciones que se les encomienda. Es decir, es habitual que terminen abarcando funciones y labores más allá de las propias del puesto.

De la dirección de un buen líder depende la marcha de toda iniciativa. Bien desde el más profundo anonimato o en primera línea, su misión es entusiasmar a sus colaboradores y obtener de cada uno lo mejor.

Se distinguen también en que su influencia "se nota incluso cuando no están".

Hasta tal punto son imprescindibles y necesarios para la buena marcha de la organización que atraer, retener, desarrollar y aprovechar al máximo el liderazgo de las personas se ha convertido en un reto para las empresas.

Estas son las 10 cualidades más buscadas en un líder:


Integridad 

Hay que ser coherentes con lo que se dice y lo que se hace. Así, en tiempos de crisis y recortes pocos se atreverán a subirse el salario como recientemente ha hecho el presidente argentino, Eduardo Duhalde. En Hewlett Packard (HP), directivos y empleados decidieron predicar con el ejemplo y pactaron una reducción de sus sueldos del 10% aproximadamente.

Tampoco es bien recibida la ostentación. El banco de inversiones británico Barclays Capital ha puesto en la calle a cinco directivos que celebraron por todo lo alto - se gastaron en vinos más de 72.000 euros ó doce millones de pesetas- un contrato durante una cena, aunque lo pagaran de su bolsillo.

¿Carisma? 

Amancio Ortega o Isidoro Álvarez presumen de su discreción. No dan conferencias y huyen de la popularidad. Su imagen reservada contrasta con la de personas como Bill Gates, con grandes dotes de comunicación y magnetismo personal. El liderazgo sin carisma es posible. De hecho, existen muchos líderes anónimos, sin ese poder de fascinación, pero cuyos resultados son tan buenos como aquéllos más carismáticos.

Autoconfianza 

Es en las situaciones difíciles cuando el liderazgo es puesto a prueba. Pedro Astals llegó en 1993 a Central Lechera Asturiana con la misión de sacar a la empresa láctea de los números rojos. "Era un reto personal". La compañía, con el sector en plena reconversión, vivía una auténtica convulsión que superó con una nueva estrategia y confiando en el talento de la gente de la organización. "Nuestro mayor esfuerzo, precisamente, fue recuperar la autoestima de cada individuo y del grupo", dice Astals, entonces director general de la láctea.

Superar una situación crítica exige mucha autoconfianza, grandes dosis de resistencia al estrés e ilusión. Generar tranquilidad y conseguir transformar las amenazas en oportunidades son dos de las cualidades que distinguen a los auténticos líderes.

Carácter innovador 

El éxito de Richard Branson al frente del conglomerado de multi productos Virgin -desde el que apostó por los vuelos de bajo coste, por ejemplo- tiene mucho que ver con la innovación y anticipación. La creatividad es la base de nuevos productos y servicios. Gracias a las nuevas fórmulas de comercialización, con políticas de descuentos permanentes y originales campañas de publicidad, la directora general de Citroën España, Magda Salarich, ha situado uno de sus modelos como el más vendido en España.

Una actitud detectivesca y la posibilidad de reinventarse cada día cada vez a mayor velocidad son cualidades imprescindibles.

Flexibilidad 

La flexibilidad es una de las cualidades de Amancio Ortega, presidente de Inditex, que un día decidió reinventar la industria textil. Su organización es capaz de responder a los gustos del mercado en el mundo de la moda en menos de cinco semanas.
Un líder tiene que ser capaz de cambiar su estilo cuatro veces en diez minutos según esté hablando con una persona leal motivada o con el rebelde que nunca está satisfecho con lo que hace o deja de hacer. "El arte del liderazgo ya no consiste en adaptar simplemente decisiones a los cambios, sino en adecuar el estilo", asegura Adolfo García, presidente de Krauthammer International.

Capacidad de reacción 

Asumir errores es la base del aprendizaje. Incluso hay quien afirma que sólo se aprende de los fracasos "de los que no hay que enorgullecerse, pero tampoco es necesario esconderlos".

Transmitir y escuchar 

La capacidad de comunicarse y trabajar con otros dan como resultado un buen equipo. No es necesario ser el más inteligente o el mejor experto. Basta con ser capaz de transmitir optimismo, una visión y de escuchar a los demás. Sólo así se podrá generar entusiasmo y despertar las competencias emocionales de las personas. El presidente Juan Soto de HP en España, mantiene una reunión semanal con sus empleados. Una manera de conocer de primera mano la marcha de los negocios y los problemas.

Delegar 

El fallo más común entre los directivos se produce a la hora de delegar. "Quien no delega, frena el desarrollo natural de las personas que están a su alrededor". El reparto de responsabilidades permite, además, reducir los niveles y contar con una estructura jerárquica más horizontal.

Dirigir, no mandar 

Antes eran los que tiraban de los demás; ahora, el verdadero líder hace posible que los que trabajan con él lleguen por sí mismos a sus propias conclusiones o metas.

Visión a largo plazo 

Fijar una estrategia es imprescindible. A un directivo no se le paga para que trabaje bien, sino para que obtenga resultados. La diferencia entre un gestor y un líder está en que éste ve y actúa con la vista puesta en el futuro. "En muchas empresas los gestores han decidido irse a Latinoamérica, que era lo más fácil a corto plazo, pero no a largo, como están demostrando los acontecimientos". Sin embargo, mercados menos accesibles a primera vista como el asiático son fácilmente abordables con la estrategia adecuada, como han demostrado las incursiones en China de empresas como Chupa Chups o Alsa.

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